Denuncia en primera persona: emotiva carta de una maestra y funcionaria de carrera

fespenseñanzaCompartimos contigo la emotiva carta de una maestra y funcionaria de carrera en la que muestra su preocupación ante la actual situación y las carencias de seguridad en su entorno laboral. 

 

 

¿Quién cuida de mí? “

Soy una maestra y funcionaria de carrera. Me dirijo a ustedes porque, al contrario de lo que me han escuchado repetir continuamente los/as que me conocen, no sé ponerle nombre a lo que siento en estos momentos. La pasada semana se detectó un positivo en un aula  y me informaron que tenía que quedarme en casa por haber estado en contacto estrecho  y que se activaba el Protocolo por COVID; prescrito por el Gobierno de Canarias. Al alumnado que había mantenido contacto directo se le realizó la PCR a las 48 horas siguientes. Consciente de que el riesgo 0 no existía, me incorporé a mi puesto de trabajo con la misma ilusión y ganas de cursos anteriores; no les voy a negar y, también, con cierta preocupación.

Desde el primer momento, el Equipo Directivo del Centro y, la Dirección como responsable COVID, informó, tanto vía correo electrónico como telefónica de lo sucedido, así como, de los datos de las personas afectadas; siguiendo en todo momento las instrucciones del protocolo.

Durante esta semana, ya hoy viernes, he llamado a todas las personas y teléfonos que creía me podían ayudar (Servicio de Sanidad COVID del Gobierno de Canarias, Muface, DKV, Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de mi sindicato, 112, Centro de Salud de mi zona, médico de mi seguro médico) y...las respuestas han sido de todo tipo: que no entienden cómo está pasando esto, que no me pueden prescribir la prueba porque tienen que hacerlo desde el servicio de epidemiología, que no entendían porqué estaba nerviosa si no tenía síntomas, que me inventara los síntomas para que me hicieran caso,  que como persona afectada tenía derecho al PCR y, una serie de contestaciones que no quiero explicitar por la gravedad que llevan implícitas).

He sentido un abanico de emociones, preocupación por mi hija, mi marido y el alumnado, preocupación por mí, inseguridad, impotencia, vergüenza al tener que llamar y que no encontrar solución, incomodidad por llamar al Equipo Directivo para informarme, enfado por la situación, indignación por la falta de empatía y casi, estuve al límite de la ira; menos mal que los años transmitiendo y ayudando en cómo gestionar las emociones, me ayudaron a no llegar ahí, pero les digo, me faltó muy poco. 

A día de hoy me queda hacerme una PCR por privado, hacer una denuncia a la inspección de trabajo, salir de casa y saltarme la cuarentena para explicarle al médico lo que está ocurriendo  y pedir la baja...ufff. Son actuaciones que me hacen sentir extraña, los/as que me conocen saben que no tomo decisiones que afecten negativamente a los/as demás.

Cada día me levantaba, sólo esperando, una llamada para que me preguntaran cómo estaba e hicieran un seguimiento y valoración de mi situación personal y  familiar.

El curso pasado, me escucharon y me vieron durante el confinamiento, transmitir tranquilidad y, sobre todo, que se "Cuidaran, para poder cuidar de los/as demás" . Y ahora, después de cuidarme y cuidar, les pregunto: ¿a quién le toca cuidar de mí en mi entorno laboral?.

  

 

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